Todo empezó con un puente era azul profundo en maderas viejas por el tiempo, que de manera ya torpe se unían para formarlo; de forma casi imperceptible empezaron a brotar un sin fin de pensamientos y palabras en mi mente, que lo único que querían era salir y explotar; si definitivamente era yo, no lo podía creer finalmente y después de tanto tiempo encontré lo que tanto había buscado y no lograba encontrar, no lo hallaba porque estaba justo ahí todo el tiempo acompañándome, mientras yo me extraviaba aún más en mi inmenso afán de encontrar lo que tanto quería lograr, tratando de encontrar algo que ya habitaba en mi ser.
En el laberinto de mis pensamientos se entre tejía un sin fin de imágenes y recuerdos de algo nunca antes visto y experimentado, simplemente estaban allí como náufragos en la compleja inmensidad de mis pensamientos, aun sin comprender exactamente de que se trataba; empecé a despedazar cada imagen viva en mis recuerdos de lo nunca antes visto, cientos de historias que como relámpagos fugaces me dejaban entrever fantásticas historias de recuerdos nunca vistos.
En el laberinto de mis pensamientos se entre tejía un sin fin de imágenes y recuerdos de algo nunca antes visto y experimentado, simplemente estaban allí como náufragos en la compleja inmensidad de mis pensamientos, aun sin comprender exactamente de que se trataba; empecé a despedazar cada imagen viva en mis recuerdos de lo nunca antes visto, cientos de historias que como relámpagos fugaces me dejaban entrever fantásticas historias de recuerdos nunca vistos.
El primer relámpago fugas me tranportó al mas maravilloso desierto que nunca jamás había podido imaginar; la arena era tan blanca que me impedía ver en la distancia, un fuerte viento elevaba sin clemencia la fina arena que se depositaban en mis vestiduras y en mi rostro, tratando de evitarla con mi brazo derecho y una tela que aun sin entender tenia en mi cabeza seguí un rumbo que no siendo claro aun para mi, sabía debía hacer, transcurrieron un par de horas y el sol colgado en el cielo brillaba mas que nunca, no habían nubes y el cielo era excepcionalmente azul, no me sentía sola, simplemente como si ya supiera para donde iba, caminaba y caminaba sin detenerme, a través de las dunas dejando huellas que en el mismo instante que las plasmaba en la arena el viento borraba como limpiando el lienzo que tanto esperaba poder dibujar; de repente no me vi sola, si! había alguien más era un niño alguien menor que yo, era extraordinario no iba sola, pero como no te había visto? pensaba, no nos hablábamos pero yo sentía que era muy allegado a mí y que desde siempre había estado conmigo en el desierto, me miraba de reojo una que otra vez como diciéndome cuando vamos a parar, indiscutiblemente entendí que el siendo menor estaba a mi cargo, llevaba una pequeña bolsa hecha de una tela que amarrada traía algo, seguramente era la ración de comida para el camino, y de igual manera note que sus ropas eran de seda fría un pantalón muy ancho en color crudo y una camisa amplia que ya por el trajín de la travesía se hacía más oscura, sus pies llenos de arena calzaban unas sandalias en cuero marrón, sencillas dispuestas para el clima, sin haberlo notado antes, yo llevaba la misma ropa, caminamos demasiado y de repente llegamos a una ciudad que era de casas de un solo nivel del color de la arena, hechas todas en barro con techos de troncos de madera y paja, el lugar estaba muy habitado, muchas personas caminaban y otras se transportaban en bicicletas grandes, un hombre de mediana edad con algo de barba y ropas clara nos encontró, y nos invitó a seguir a una casa a la cual le entraba el sol por la ventana, y la puerta que daba justo afuera a una calle, eran alrededor de las 3 de la tarde por la posición del sol, el clima aún caluroso, nos indicaba que debíamos resguardarnos del fuerte sol, mi compañero abrió la bolsa que llevaba en su mano y era una caja de madera, aturdido sin entender aun que pasaba vi un cofre tan bien elaborado simple, pero hermoso, lo miramos aun sin abrirlo y definitivamente ese era el principal motivo de nuestro viaje, traer a aquel hombre ese espléndido cofre. Pero al parecer su contenido era más importante que el mismo cofre, y aquel hombre se dispuso a abrirlo, mientras mi pequeño compañero y yo, aturdidos por el calor aguardabamos la gran revelación.
Y d un momento a otro el cofre se abrió y de manera casi mágica salió un sin número de mariposas de todos los más maravillosos colores que nunca había visto, en forma de espirar giraban y giraban sin parar en la pequeña y simple casa de aquel lugar, el hombre dando señas indicó a las mariposas que volvieran al cofre y casi de inmediato se agruparon en el, y se cerro; en ese momento el hombre se quedó mirándonos detenidamente,y nos dijo han demostrado que poseen fortaleza y voluntad en el corazón, ahora ya están listos para seguir por el camino de la felicidad.
Y d un momento a otro el cofre se abrió y de manera casi mágica salió un sin número de mariposas de todos los más maravillosos colores que nunca había visto, en forma de espirar giraban y giraban sin parar en la pequeña y simple casa de aquel lugar, el hombre dando señas indicó a las mariposas que volvieran al cofre y casi de inmediato se agruparon en el, y se cerro; en ese momento el hombre se quedó mirándonos detenidamente,y nos dijo han demostrado que poseen fortaleza y voluntad en el corazón, ahora ya están listos para seguir por el camino de la felicidad.
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