Había una vez una rosa roja muy hermosa, se sentía de maravilla al saber que era la más bella del jardín. Sin embargo, la gente que la veía de lejos noto que a su lado siempre había un sapo grande y oscuro y quizás por eso nadie se acercaba a verla de cerca.
-Indignada ante lo descubierto le ordeno al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo:
-Esta bien, si así lo quieres…
Poco tiempo después el sapo paso por donde estaba la rosa y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas ni pétalos.
Entonces dijo:
-Que te paso?
-La rosa contesto:
-Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día y nunca pude volver a ser igual.
El sapo agrego:
-Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín…
Muchas veces despreciamos a los demás por creernos mas que ellos, mas bellos o simplemente no nos “sirven”.
Todos tenemos algo que aprender de los demás o algo que ensenar y no se debe despreciar a nadie, pues puede llegar a ocurrir que precisamente esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera nos enteramos. En el mundo cada quien ocupa su propio lugar.